La historia de Valentina, una “guerrera” sampedrina que venció al cáncer
Loca de la cocina, coqueta, con mucho carácter y fortaleza. Valentina Caro y su familia recibieron la noticia del alta definitiva de su tratamiento contra la leucemia, y agradecieron el apoyo de una comunidad que demostró que la solidaridad puede hacer milagros.
El viernes Valentina estaba nerviosa. Tuve que someterse otra vez a una punción de médula que le trajo muchos recuerdos. Sin embargo, los resultados de esos estudios confirmaron la mejor noticia: Valentina Caro, de 11 años, venció al cáncer.
Con carteles, papelitos y globos la recibieron en su casa cuando volvió desde La Plata, la ciudad donde vivió en parte los últimos dos años, desde que la derivaron del Hospital de San Pedro porque algo no andaba bien.
Valentina compensó a descompensarse en enero de 2020. Tenía 8 años. Sus papás Lorena y Andrés la llevaron al hospital, donde tras una semana de idas y vueltas, los análisis preocuparon a los médicos.
“Nos derivaron a La Plata, en dos horas estuvimos allá. Ahí nos dieron la noticia de que tenía leucemia. Eso fue un martes y el jueves ya empezó la quimioterapia”, rememoró Lorena en diálogo con La Opinión.
El principio de ese camino fue caótico, como lo es para todas las familias. Papá Andrés se quedó en San Pedro para seguir trabajando y cuidar de los hermanos de Valentina: Morena y Lorenzo. Mamá Lorena, “con lo puesto”, yendo y viniendo a La Plata para acompañarla.
“Hubo días muy tristes, de muchas preguntas, pero ella siempre demostró lo fuerte que es en todos los sentidos”, contó Lorena sobre ese proceso, repleto de dificultades pero también de cosas buenas y de buenas personas.
Cuando le dieron permiso para volver a casa, la necesidad de cumplir con los requerimientos de seguridad de la vivienda, en plena pandemia, hizo aflorar la solidaridad.
“Un día vino una maestra del jardín y de la escuela a verla, y me preguntó si podía venir un chico, César Otonelli, a conocer a Valentina”. Así, empezó una cruzada solidaria que involucró a cientos de sampedrinos. El objetivo: ayudar a la familia para que Valentina estuviera cómoda y segura para seguir el tratamiento.
“La verdad que el pueblo de San Pedro se portó de diez, mucho”, aseguró agradecida Lorena y contó, por ejemplo, que un día volvieron a San Pedro y se sorprendieron de encontrar la cocina azulejada.
“Ella es loca por la cocina, cocina muy bien, hace cosas dulces muy bien, y le gusta estar en la cocina. Esa vez fue el arquitecto Mariano Brañas el que juntó para los azulejos. Así mucha gente nos ayudó”, detalló la mamá de Valentina.
La escuela primaria 7 también acompañó de forma especial su camino. Pese al tratamiento, Valentina nunca dejó de estudiar y pronto se egresará con sus compañeros.
“Está súper adolescente, tiene mucho carácter, siempre demostró ser muy madura”, retrató emocionada Lorena a su hija y agrega que pronto cumplirán un sueño: conocer a su abuelo, Enrique Caro, que vive en Tucumán.
“Ese es un proyecto en familia, viajar a Tucumán para conocer a su abuelo, que nunca lo vio. Es una de las promesas que le hicimos”, explicó su mamá.
La Opinión Semanario
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