INTERÉS GENERAL

Cómo bajar 25% el riesgo de tener un infarto o un ACV

A pesar de que existe un tratamiento probado para disminuir la acumulación de grasas (básicamente, colesterol) en las arterias y prevenir riesgo de infartos y ACV, todavía se subutiliza. Ahora una nueva serie de estudios insiste en recomendar estatinas no sólo para quienes ya sufrieron un infarto, sino también para aquellos que tienen riesgo de padecerlo en el futuro.

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en la Argentina. Muchas de ellas están asociadas a la aterosclerosis, ese depósito de grasa en las arterias que obstruye el paso de la sangre y puede provocar infartos cardíacos y cerebrales.

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Estatinas desaprovechadas

Hay estatinas de diversos tipos y ahora también existen fármacos de nueva generación. Todas cumplen con el mismo objetivo: bajar el colesterol y disminuir las placas ateroscleróticas en las arterias. En última instancia, también aumentar la vida de las personas.

En Barcelona, el Congreso Europeo de Cardiología se vio inundado este año de especialistas que hablaban sobre las estatinas. Es que, aunque se sabe hace décadas que estas drogas son formidables para disminuir el riesgo de aterosclerosis e infartos, se siguen utilizando poco. Y los cardiólogos quieren cambiar la situación de una vez por todas.

¿A qué se debe la subutilización de estas drogas?

Las razones son muchas, pero los cardiólogos acusan principalmente a la “mala prensa” de las estatinas. Noticias que subrayan escandalosamente algunos de sus efectos adversos (dolores musculares, problemas de memoria) por encima de sus indiscutibles beneficios para el corazón.

Lo cierto es que los efectos adversos son raros y se solucionan simplemente cambiando de fármaco o de dosis, dicen los cardiólogos.

De hecho, un mega-análisis de estudios con estatinas, presentado en Barcelona esta semana y publicado simultáneamente en la revista The Lancet, concluyó que los dolores musculares frecuentemente reportados por pacientes que toman estatinas no se deben a estos fármacos en más del 90% de los casos.

“Nuestra investigación muestra que las personas en tratamiento con estatinas pueden experimentar síntomas musculares. Pero las personas que no toman estos fármacos también suelen tener esos síntomas”, señaló Christina Reith, una de las autoras principales del estudio. La evidencia indica que el uso de estatinas es el culpable de los dolores en menos del 10% de las personas que los reportan. “La mayor parte de las veces, las estatinas no son la causa de estos síntomas”, subrayó la investigadora de la Universidad de Oxford.

¿Cuándo empezar a tomar estatinas?

Las recomendaciones van cambiando y dependen mucho del contexto de cada paciente. En quienes no tienen ningún antecedente cardiovascular, ahora se recomienda iniciar un tratamiento como prevención primaria en aquellos que tienen un colesterol LDL por encima de 190 mg/dl. En personas que han tenido un infarto, todos los pacientes deberían recibir estatinas en altas dosis (rosuvastatina, atorvastatina, etc).

Se sabe que por cada 1 mmol/l de LDL que se logra bajar con una estatina, disminuye 25% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ACV isquémico. Esto significa que con sólo bajar 39 mg/dl de “colesterol malo” con una estatina, se pueden evitar 1 de cada 5 eventos cardiovasculares en la población.

Prevención de infartos y ACV con estatinas

Hasta poco tiempo atrás, sólo se indicaban estatinas a los pacientes que habían tenido un infarto o tenían clara evidencia de aterosclerosis. Hoy las estatinas (atorvastatina, rosuvastatina, etc.) no sólo se utilizan como tratamiento. También como medida de prevención para evitar la producción de colesterol en el hígado y su circulación por la sangre. Hay quienes proponen, incluso, introducir estas drogas en el agua de consumo masivo, como si fuera el flúor para prevenir las caries.

Según las flamantes guías oficiales de los Estados Unidos –elaboradas por la US Preventive Service Task Force, conocida por la sigla USPSTF-, se recomienda el uso de estatinas a toda la población de 40 a 75 años que tenga un riesgo mayor al 10% de padecer un evento cardiovascular. Lo cual se calcula con cuestionarios estandarizados en todo el mundo.

Frente a los factores de riesgo

Tras evaluar 23 estudios clínicos, los expertos norteamericanos aconsejan tomar estatinas a quienes padecen alguno de estos cuatro factores de riesgo:

  • diabetes
  • dislipidemia (alteraciones en el colesterol)
  • hipertensión
  • tabaquismo

Aunque ya no se toman solamente los valores del “colesterol malo” (LDL) como el único parámetro para iniciar la toma de estatinas, los cardiólogos tienden a comenzar la prevención a edades cada vez más tempranas, con el objetivo de evitar no sólo los infartos sino también la formación de placas en las arterias. Muchos cardiólogos también tratan con estatinas a los adultos mayores de 75 años, algo que las guías oficiales -más conservadoras- no suscriben.

“Estoy totalmente de acuerdo con ofrecer estatinas a quienes tienen alguno de los factores de riesgo (hipertensión, tabaquismo, diabetes y dislipidemia). Porque estoy seguro de que eso va a reducir los eventos cardiovasculares y los pacientes se van a beneficiar”, señala el cardiólogo Pablo Corral, Presidente de la Sociedad Argentina de Lípidos. “No sabemos cuántos pacientes toman estatinas en la Argentina, pero estamos muy lejos del número que deberían hacerlo”, dice el especialista marplatense desde Barcelona.

“Es importante subrayar que ya no hablamos de colesterol malo o bueno, existe un solo colesterol”, insiste Corral. “El hecho de tener un HDL elevado no confiere mayor protección al paciente”, agrega el investigador de la Universidad FASTA.

Estatinas a largo plazo

Un modelo de la Universidad Queen Mary, de Londres, presentado en el Congreso ESC de Barcelona, mostró que las estatinas tienen su mayor beneficio en los últimos años de la vida. Por eso, deben ser tomadas puntillosamente desde el momento en que el médico las indica hasta más allá de los 80 años. Sin abandonar el tratamiento aunque se sea relativamente joven o no se tengan síntomas cardíacos.

El beneficio de tomar estatinas sin interrupción se observa especialmente en el sistema inmunológico de las mujeres. Según un estudio publicado por Catherine Andersen en Frontiers in Medicine, las mujeres que toman estatinas tienen un 75% menos probabilidad de tener enfermedades autoinmunes (medidas por anticuerpos antinucleares en sangre).

Si bien se estima que más de 170 millones de personas en el mundo hoy se benefician con el uso de estatinas, hay muchas más que podrían hacerlo si accedieran a alguno de los fármacos que disminuyen probadamente el nivel de colesterol en sangre (principalmente estatinas, pero también la nueva familia de fármacos inhibidores PCSK9).

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