Biocombustibles, GNC e hidrógeno: otras alternativas ecológicas al auto eléctrico
Referentes del sector automotriz e investigadores están pensando en vehículos híbridos, biocombustibles, GNC e hidrógeno. Son alternativas más allá de la electricidad (los autos eléctricos) que buscan reducir la contaminación y enfrentar al cambio climático.
Vehículos híbridos en Argentina
“No va a haber una sola tecnología para todos los segmentos de vehículos”, advierte Fernando Rodríguez Canedo, director ejecutivo de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa).
El referente del sector asegura que en el mediano plazo los autos urbanos van a ser totalmente eléctricos, pero en el corto plazo el mercado piensa en autos híbridos. “Falta la infraestructura para ir hacia algo 100% eléctrico y mejorar la autonomía de este tipo de vehículos”, asegura.
En vehículo híbrido permite funcionar con electricidad, pero también con combustible. De los 10 mil vehículos eléctricos que hay patentados en Argentina, más del 80% son híbridos.
El Congreso de la Nación tiene en su poder el proyecto de ley de movilidad sostenible para acelerar el proceso hacia la electrificación del transporte. Rodríguez Canedo asegura que la normativa es un gran avance, pero no va a tener un impacto rápido en las inversiones.“Creemos que todavía falta un ciclo más de vehículos con motores a combustión y posiblemente el siguiente sí sea con otra tecnología”, comenta.
El proyecto de ley fija el 2041 como el año en que se dejarán de producir motores a combustión, pero seguirá permitiendo la fabricación de vehículos híbridos. “La pickups, sector del mercado en el que Argentina es líder, tiene un uso más rural, por lo que van a ser vehículos híbridos por una cuestión de autonomía y de distancias que recorren”, sostiene Rodríguez Canedo.
Biocombustibles en Argentina
Los motores a explosión que circulan en Argentina ya utilizan combustibles fósiles mezclados con biocombustibles. Son naftas que no se refinan del petróleo, sino a partir de materias primas vegetales: maíz para el bioetanol, que reemplaza la nafta, y soja para el biodiésel. Desde el 2022, el porcentaje de corte es del 12,5%.
Pero Córdoba ya inició una prueba piloto para utilizar mezclas con hasta 20% de biocombustibles (B-20) en su flota oficial. Y junto con el gobierno de Santa Fe anunciaron que instalarán un corredor de surtidores con B-20 a lo largo de las rutas nacionales 19 y 9, que unen la ciudad de Córdoba con Santa Fe y Rosario.
El impulso tiene un sentido económico para la región, porque son los principales productores de maíz, soja y biocombustibles. Pero, ¿cuál es su impacto ambiental?
Con la combustión del bioetanol y el biodiesel se sigue emitiendo CO2 al ambiental. La diferencia es que el CO2 que proviene de combustibles fósiles estaba secuestrado en un cuenca petrolera. Mientras que el CO2 emitido a partir de los biocombustibles proviene del carbono atmosférico absorbido por el maíz y la soja.
Su impacto en el cambio climático puede llegar a ser neutral. No obstante, algunos sectores ambientales creen que los biocombustibles no son sustentables ya que pueden generar una mayor presión de deforestación para la producción de materia prima.
Transporte pesado con GNC
En Argentina, el 12% de los automóviles livianos funcionan a GNC (Gas Natural Comprimido). Se trata de un combustible fósil, aunque menos contaminante que la nafta y el gasoil. Para Rodríguez Canedo, el GNC y el GNL (Gas Natural Líquido) son los combustibles por los que se puede inclinar la industria de vehículos pesados.
“Vemos en el GNC/GNL una salida más sustentable para el transporte de carga. Argentina tiene la segunda reserva de gas natural del mundo y es un combustible que tiene las mismas prestaciones de los vehículos diésel”, explica.
GNC rebajado con hidrógeno
Los motores eléctricos e híbridos utilizan otra tecnología, pero los autos que cargan naftas cortadas con biocombustibles no necesitan ninguna cambio mecánico para funcionar. De la misma manera, los vehículos a GNC tampoco necesitarían ninguna adaptación si comenzarán a utilizar GNC con un corte de hasta el 20% de hidrógeno (H2).
Investigadores del Centro Regional de Energía y Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Creas), que depende de la Universidad Nacional de Catamarca y Conicet, realizaron un cálculo teórico sobre esta tecnología, la cual permitiría una reducción de las emisiones de CO2 del 20%.
El gran problema es que se necesita fabricar hidrógeno verde, esto es, utilizar fuentes renovables de energía, como la solar y la eólica, para producir este gas a partir de la electrólisis del agua (H2O). La combustión del hidrógeno no genera CO2.
Pedro Muñoz, del Creas, piensa que puede ser un escenario de transición hacia la electromovilidad. “La electrificación se va a dar en la medida en que las personas puedan comprar un auto eléctrico. Inyectar hidrógeno verde en los vehículos con GNC supone una transición rápida y con menos costos para el usuario y para el Estado”, asegura.
Si embargo, Muñoz coincide en que la movilidad sustentable necesitará más de una solución tecnológica. Otra opción para cortar el GNC es utilizar biometano. Los residuos orgánicos de un enterramiento sanitario o una granja pueden reciclarse para producir biogás. Luego ese biogás se refina hasta obtener biometano.
Celdas de combustibles, lo mejor de dos mundos
Los vehículos eléctricos pueden funcionar de dos maneras. La opción más conocida es enchufarlos para cargar las baterías. Estas últimas son el talón de Aquiles de esta tecnología, porque son caras, muy pesadas y, por ahora, no aseguran mucha autonomía. Además, se convierten en un residuo peligroso al final de su ciclo.
La otra opción es que el motor eléctrico utilice celdas de combustibles. En este caso, los vehículos cargan solo H2 y las celdas de combustibles lo transformarán en electricidad que alimenta el motor. Combinan lo mejor de dos mundos, pero todavía es un tecnología que está muy lejos.
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