MÚSICA

Joan Manuel Serrat se despidió de su público argentino con un show cargado de nostalgia y alegría

En el marco de su gira “El vicio de cantar”, el reconocido cantautor español cantó este martes por última vez sobre un escenario de la Argentina.

La conexión entre Joan Manuel Serrat y el público argentino data desde su arribo al país a comienzos de los 70 y se ha ido fortificando con el paso del tiempo, ya que varias generaciones han vivido buena parte de su vida escuchando su impecable repertorio. Este vínculo terminó de sellarse con los siete recitales que brindó en el país, que marcaron su despedida de los escenarios argentinos.

Tras colmar Rosario y Córdoba, el reconocido cantautor catalán llegó a Buenos Aires para brindar cinco noches inolvidables en el estadio de Villa Crespo. Sin embargo, el último de estos conciertos tuvo una sensación diferente. Una sensación de nostalgia, alegría y también de despedida.

Con esta premisa, el recinto durante el último show de Serrat, que tuvo lugar el pasado martes 29 de noviembre, estaba repleto de emociones palpables en el ambiente. En los rostros de los presentes se podía ver un semblante de recuerdo. El recuerdo de crecer con sus temas y hoy como adultos despedirlo con ese mismo espíritu que los llevó a escuchar su música por primera vez.

Con el ingreso del oriundo de Barcelona al escenario la lluvia de aplausos comenzó a caer y continuo cuando comenzó a sonar “Dale que dale”, la primera canción del exquisito repertorio de esta última velada. “Buenas noches queridos. Qué gusto verles aquí y poder estar aquí y darles las gracias por acompañarme esta noche como lo han hecho en tantas ocasiones. Esta noche sin dudas es una noche especial que no es más que la prolongación de otras noches especiales. No me queda otra que despedirme, pero lo pienso hacer como corresponde, personalmente… Eso sí, con alegría, con mucha alegría… Este quizás sea el último concierto en Buenos Aires, espero llegar al final, que los acontecimientos no sé precipiten sobre mí”, expresó Serrat con la elocuencia que lo caracteriza.

La noche contó con todos los condimentos, ya que además de la música el cantante hizo un pequeño repaso de su vida y reveló detalles de algunas de sus canciones. De hecho, tras interpretar “El carrusel del Furo”, reveló que este tema estaba dedicado a su abuelo, quien fue asesinado por el franquismo.

“Lucía” y “Señora” le dieron continuidad a la velada que en todo momento contó con un público eufórico. Luego de cantar clásicos como “Romance de curro de palmo”, “Hoy por ti mañana por mí” y “Algo personal”, llegó el turno de “Las nanas de la cebolla”, creando una atmosfera emotiva, ya querecordó tanto al poeta Miguel Hernández como al autor de la música, Alberto Cortez.

Como si hubiese un sube y baja de sentimientos, sobre el escenario sonaron “Es caprichoso el azar”, “Hoy puede ser un gran día”, “Tu nombre me sabe a yerba”, “Mediterráneo” y “Aquellas pequeñas cosas”.

Cuando parecía que todo terminaba al despedir a su banda compuesta por Ricardo Miralles Izquierdo (Piano), José Mas Portet (Teclados), José Miguel Pérez Sagaste (Saxo), Ursula Amargos Rubio (Viola), Vicente Climent Valero (Batería), David Palau González (Guitarras) y Raimon Ferrer Isbert (Bajo y contrabajo), que cumplieron una curada e impecable tarea, el músico sorprendió a todos al volver a tomar el micrófono e interpretar “Vendedor de yuyos”, canción de Atahualpa Yupanqui.  De hecho, previamente contó que “Los ejes de mi carreta” fue de las primeras canciones que aprendió a tocar con la guitarra.

Para ponerle el broche de oro a esta noche histórica, Serrat cerró el show con “De vez en cuando la vida y “Fiesta”. Finalmente, tras 50 años, colgó el micrófono y se despidió del público argentino, aquel que lo siguió y lo sigue con tanto cariño y fervor.

 Crédito foto de portada: @trigogerardi

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