El consumo de carne de los argentinos es el más bajo en 18 años
Durante marzo se llegó a un promedio por habitante de 49,3 kilos por año. En la comparación respecto del mismo mes del año pasado hubo una disminución de 2,5%.
El consumo de carne cerró el primer trimestre en 18 años, luego de registrar una caída del 2,5% durante marzo, respecto del mismo mes del año anterior. El dato se desprende del informe elaborado por la Cámara de Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), donde se advirtió que si marzo último se compara con el pico alcanzado en el mismo período de 2008, cuando el consumo interno fue muy favorecido, la merma fue de 25,5%.
Durante el mes pasado se llegó a un promedio por habitante de 49,3 kilos por año y respecto del registro de marzo de 2020, se verificó una disminución de 2,5%. En cuanto al primer trimestre, el análisis sostuvo que la caída interanual fue de 4,3% y advirtió que se trata del “peor primer trimestre de los últimos 18 años”.
“Hay que remontarse hasta enero-marzo de 2003, cuando la economía argentina comenzaba a recuperarse de la crisis de 2001-2002 para encontrar un promedio mensual inferior”, puntualizó, y evaluó que “la continua retracción del poder adquisitivo de las familias y el mayor nivel de desocupación explican la contracción de la demanda de carne vacuna registrada en los últimos tres años, sumadas a los cambios de hábito de consumo”.
Además, consideró que “el cambio de la política monetaria/cambiaria a partir de las PASO de 2019, primero, y la gran emisión de pesos para enfrentar los efectos de la pandemia/ ´cuarentena´, después, llevaron a los productores ganaderos a refugiarse nuevamente en la cría y engorde de la hacienda vacuna, lo que se tradujo en una menor oferta de corto plazo”.
Indicó que “a partir de mayo de 2020, con el relajamiento de la ´cuarentena´, quedó en evidencia el exceso de oferta de pesos en la economía nacional”. “En ausencia de acceso a financiamiento voluntario, el Gobierno nacional contó con la emisión monetaria como herramienta casi exclusiva para asistir a los grupos más afectados por la pandemia”, enfatizó, y argumentó que ello “llevó a los productores ganaderos a comprar hacienda como forma de proteger el capital de trabajo, provocando que el precio de la invernada subiera a un ritmo elevado a partir de mayo”, señaló el informe.
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