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Se llegó a un acuerdo para trasladar a 57 felinos del clausurado zoo de Luján a un santuario en EE.UU.

Lo firmaron la empresa que administra el predio y la ONG Enfoque Animal

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El zoológico de Luján permanece clausurado desde hace un año. Más de 400 animales siguen allí encerrados, atendidos por la cuarta parte del personal que los cuidaba antes del cierre, que hace malabares para alimentarlos. A la empresa que lo administra se la acusa de serios incumplimientos de leyes nacionales y provinciales respecto del trato de los ejemplares y las condiciones que se deberían cumplir para mantenerlos en cautiverio. La consigna es transformar el zoo en un ecoparque o no abrirlo nunca más.

La buena noticia, sin embargo, es que se acaba de firmar un acuerdo para trasladar a 57 felinos –entre leones y tigres– a un santuario en los Estados Unidos. Más precisamente a Keepers of the Wild, en el estado de Arizona. El convenio fue firmado entre Geraldine Vidal, directora de la organización Enfoque Animal, y Zoo Luján SRL.

Felinos en el zoológico de Luján

Vidal, junto a miembros y voluntarios de la ONG, fue responsable del traslado de animales de un zoológico más grande hecho desde nuestro país, a fines de 2019: en ese caso, la suerte tocó a diez osos pardos del zoológico de Mendoza que hoy viven felices en otro santuario del mismo país. También organizó el traslado de tigres y leones que se encontraban en pequeños zoológicos de la Argentina, en muy malas condiciones.

Ahora, llegó el turno de los felinos del siempre polémico zoológico de Luján. El primer traslado será de aproximadamente diez leones, presumiblemente antes del 10 de diciembre. Ellos deberán ser acompañados tanto en el proceso previo como en el viaje por tierra y avión hasta llegar al santuario de Arizona. Se trata de una tarea nada simple, ya que requiere no solo de mucha documentación, sino también de la preparación de cada uno de los ejemplares, que deberán estar en buen estado y adaptarse a las jaulas en las que van a ser movilizados. Tendrán que viajar despiertos porque lo contrario significaría un enorme riesgo para su salud.

Geraldine Vidal, de Enfoque Animal, con uno de los felinos que ayudó a liberar de zoológicos argentinos anteriormente

Un santuario es un espacio en el que los animales viven en una libertad contenida, sin jamás ser reproducidos, y adonde recuperan su espíritu animal y comienzan a tener una vida más parecida a la que hubieran tenido si no hubieran sido atrapados y extraídos de su hábitat natural para trabajar en circos o llenar las jaulas de los zoológicos.

De a poco, en un espacio mucho más acorde al de su origen y en compañía de sus pares, van recuperando su alma animal, si bien jamás volverán a vivir en libertad total. Esencialmente, a diferencia de los zoológicos los santuarios están ideados para satisfacer el bienestar animal y no el de los visitantes.

Tigres en el Santuario de Arizona

Una vez que los ejemplares llegan a un santuario, los tiempos de adaptación de cada uno son diferentes. Algunos saldrán inmediatamente de sus jaulas a un primer recinto contenido y otros tardarán en animarse a dejar esos pequeños metros en los que han habitado durante años.

El santuario Keepers of the Wild abarca hoy 175 hectáreas de campo y aloja a 150 animales de distintas especies. En este momento, atraviesa una fase de desarrollo de otras 2480 hectáreas, para algún día extenderse hasta las 4000, con el objetivo de brindarles cada vez una mejor vida a los ejemplares. Tiene veterinarios y cuidadores la mayor parte del día, todos los días, y una clínica muy equipada para cirugías, tomografías, ecografías y todo tipo de atención que necesiten para no ser sacados de allí.

Un león en el Santuario de Arizona

Es de esperar que las autoridades nacionales y provinciales acompañen y faciliten todas las instancias administrativas para poder concretar la totalidad de los traslados, ya que lo fundamental es tener en cuenta que dentro del predio de Luján hay cientos de animales que requieren soluciones urgentes. Todavía permanece intacto el recuerdo de la tragedia de la elefanta Sharima, que murió allí mientras esperaba que las autoridades se pusieran de acuerdo para atenderla y darle una vida mejor. Esto, al parecer, no sucederá con muchos de los felinos.


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