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El oscuro legado de Minnie McCulloch Dean: la única mujer con pena de muerte en Nueva Zelanda

La sentencia de muerte: un precedente histórico en Nueva Zelanda

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La historia de Williamina McCulloch Dean, más conocida como Minnie, ha dejado una marca oscura en la memoria de Nueva Zelanda. Esta mujer, quien vivió en el siglo XIX, fue acusada de ser una asesina serial de bebés bajo su cuidado. Envenenamiento y estrangulamiento fueron los métodos utilizados por McCulloch Dean para quitar la vida a al menos tres infantes, lo que la llevó a recibir la pena de muerte, convirtiéndose en la única mujer en la historia del país en enfrentar ese castigo.

Nacida el 2 de septiembre de 1844 en Greenock, Escocia, McCulloch Dean se estableció en Nueva Zelanda después de casarse con Charles Dean en 1872, un hombre dueño de una posada. La pareja se radicó en Etal Creek y, posteriormente, se mudaron a Riverton debido a la fiebre del oro. Sin embargo, la mala fortuna golpeó a la pareja, generando problemas financieros.

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Minnie Dean en el momento de su matrimonio en 1873

“Minnie” encontró una peculiar manera de ganarse la vida, dedicándose al cuidado de niños a quienes adoptaba, a menudo sin el deseo genuino de hacerlo, a cambio de dinero. En aquella época, muchas jóvenes que quedaban embarazadas antes del matrimonio entregaban a sus hijos a personas como ella para evitar el escrutinio social. Se estima que McCulloch Dean adoptó al menos a nueve niños.

La alta tasa de mortalidad infantil en ese período enmascaraba sus siniestros actos, y varios de los pequeños bajo su cuidado murieron a causa de enfermedades misteriosas. Sin embargo, la creciente desconfianza de la población y la desaparición inexplicada de algunos niños llevaron a la apertura de una investigación, aunque la falta de registros en adopciones como la de “Minnie” dificultaba probar las desapariciones.

En 1895, un suceso en un tren llamó la atención sobre Minnie McCulloch Dean: fue vista llevando a un bebé en una caja de sombrero, pero al descender del tren, el bebé ya no estaba con ella. Además, una mujer declaró haber entregado a su nieta a esta sospechosa asesina. Aunque no se encontraron rastros de ningún bebé en la investigación a lo largo de la línea férrea, “Minnie” fue arrestada y acusada de homicidio.

La Policía llevó a cabo una búsqueda en el jardín de McCulloch Dean y desenterró tres cuerpos, dos bebés y un niño de unos 3 años. Las pruebas mostraron que uno de los bebés murió por asfixia, otro por sobredosis de láudano, y el tercero, aunque no se determinó la causa, también se le atribuyó el asesinato.

En el juicio que siguió, el abogado defensor de McCulloch Dean argumentó que las muertes fueron accidentales y que su clienta había escondido los cuerpos para evitar la negativa publicidad que ya estaba recibiendo. Sin embargo, el jurado no fue persuadido y, el 21 de junio de 1895, McCulloch Dean fue declarada culpable de asesinato y condenada a pena de muerte. Su marido, Charles Dean, nunca fue llevado a juicio.

El 12 de agosto de ese mismo año, McCulloch Dean enfrentó el trágico final de ser colgada por el verdugo oficial, Tom Long, en Invercargill, marcando un sombrío capítulo en la historia de Nueva Zelanda. Su nombre quedó inmortalizado como la única mujer en el país en recibir la pena capital por sus atroces crímenes.

Cajas de sombreros que contenían muñecas, como esta, se vendieron fuera del juzgado durante el juicio de Minnie Dean en 1895.

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