SAN NICOLÁS

Ordenan restituir la Isla Ballestero a su estado natural

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En un giro sorprendente de los acontecimientos en San Nicolás, la construcción de dos balnearios el verano pasado ha resultado en una polémica que divide a los vecinos de la ciudad. Mientras que algunos celebran la iniciativa del intendente Manuel Passaglia de crear “playas recuperadas”, otros critican fuertemente el daño ambiental causado por la destrucción de más de 70 hectáreas de bosque nativo y la alteración de humedales en la Isla Ballestero, ubicada en la reserva natural Parque Rafael de Aguiar.

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Los balnearios atrajeron a turistas de todas partes, incluyendo a muchos rosarinos que cruzaron el puente flotante para disfrutar de la isla sin bajarse de sus autos. La construcción fue promocionada como un paso hacia una ciudad “de cara al río”, sin embargo, lo que no se mencionó fue el daño ambiental infligido en el proceso.

La provincia de Buenos Aires, a través de la Autoridad del Agua (ADA), ha dictaminado que el Municipio de San Nicolás debe “restituir el terreno a su estado natural” después de que las obras fueran clausuradas por la Corte Suprema de Justicia bonaerense en mayo pasado. La Asociación Civil Foro Medio Ambiental (Fomea) ha denunciado periódicamente la destrucción del hábitat natural y la construcción ilegal, lo que finalmente ha llevado a esta decisión.

Las opiniones de los vecinos se dividen en torno a este asunto delicado. La gran mayoría muestra su total apoyo al intendente Manuel Passaglia y a su equipo, resaltando el esfuerzo por brindar a la ciudad playas atractivas y la transformación positiva de la zona, un cambio realmente notable, a la vista y disfrute de todos. Una opinión expresada es: “Gracias por el intento de darnos unas playas. Siga adelante señor intendente. La ciudad está hermosa.” Otro vecino afirma: “Que ganas de joder la vida tiene esta gente… dejen hacer las cosas buenas para el pueblo… aguante Passaglia!!!!”.

Sin embargo, otros habitantes están indignados por la destrucción ambiental. Han expresado su frustración por la falta de respeto por la naturaleza y la conservación del ecosistema, aunque se puede observar como, ante la disconformidad con sus obras, la respuesta inmediata por parte de otros vecinos es que “antes que se hiciera algo bueno para la gente esas tierras no existían para nadie, ahora joden”. “Muy buen trabajo el de las playas, cuando construyen countries sobre humedales (que hay muchos en la provincia) nadie dice nada; acá no hay edificaciones, es solo camino”.

En medio de este debate, se resalta la falta de acción de los organismos de control y las demoras en la intervención. Desde la ONG Fomea, que representa a los vecinos preocupados por el medio ambiente, celebran la resolución de la ADA pero critican la inacción previa que permitió que el daño ambiental se extendiera.

Esta división de opiniones refleja la complejidad del equilibrio entre el desarrollo urbano y la preservación ambiental. Mientras algunos elogian los esfuerzos de Passaglia por embellecer la ciudad, otros demandan una mayor responsabilidad en la conservación de los recursos naturales. En última instancia, el destino de la Isla Ballestero y la postura de la comunidad de San Nicolás ante este desafío continuarán siendo temas de discusión y reflexión.

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