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Innovación en la lucha contra los piojos: tratamientos avanzados y el dilema de las soluciones caseras

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La pediculosis, conocida comúnmente como infestación de piojos, sigue siendo un desafío persistente, especialmente para los niños en edades comprendidas entre los 4 y los 14 años, siendo el calor del verano un factor que intensifica su actividad. Según una encuesta del Centro de Investigaciones en Plagas e Insecticidas (CIPEIN), de Conicet y la Unidad de Investigación y Desarrollo Estratégico para la Defensa (UNIDEF), al menos una vez al año, los piojos hacen su presencia en el 50% de los hogares argentinos con un niño, cifra que se eleva al 80% en hogares con más de un niño.

El mito de que los piojos no pueden sobrevivir fuera del contacto con la piel más de un día ha sido derribado, aumentando las posibilidades de contagio indirecto a través de objetos como peines, cepillos, gorros, ropa, sábanas y más.

Las recetas caseras, desde vinagre hasta querosén, se han revelado como poco efectivas e incluso peligrosas. Mientras tanto, la primera generación de piojicidas basada en plaguicidas está perdiendo eficacia. Sin embargo, la ciencia y las empresas farmacéuticas están trabajando arduamente en el desarrollo de nuevos productos que demuestran resultados prometedores.

Entre las innovaciones en tratamientos se encuentran el Spinosad, un insecticida con un modo de acción diferente, y el Abametapir, aprobado en 2020 por la FDA de EE.UU como tratamiento contra los piojos. Además, en algunos países de América del Sur, se utiliza un artefacto que emplea aire caliente para eliminar piojos y liendres.

En Argentina, también se están llevando a cabo desarrollos locales, como el uso de ivermectina en tratamientos tópicos y sistémicos, así como experimentos con nanocápsulas que aumentan significativamente la eficacia del tratamiento.

A pesar de estas innovaciones, persisten opciones tradicionales como el peine fino metálico y tratamientos con plaguicidas y siliconas. Sin embargo, la resistencia de los piojos a los químicos plantea desafíos adicionales.

Se advierte sobre tratamientos caseros dudosos, como vinagre, alcohol isopropílico, aceite de oliva, mayonesa, manteca derretida y vaselina, que han demostrado resultados poco efectivos según un estudio reciente.

La detección temprana y la prevención son fundamentales. La Sociedad Argentina de Pediatría sugiere medidas como evitar el intercambio de gorros, peines o cepillos, lavar sábanas y toallas con agua caliente, y utilizar gorras de baño en piscinas para prevenir la propagación de los piojos. Aunque no existe un champú o loción que garantice la prevención, la conciencia y el cuidado son esenciales en la lucha contra estos intrusos no deseados.

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