La carne cultivada en laboratorio: una alternativa con desafíos para la alimentación sostenible
La carne cultivada en laboratorio obtuvo por primera vez una certificación de seguridad de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) a fines de 2022. La empresa Upside Foods, con sede en California, recibió este visto bueno para comercializar su carne de pollo cultivada a partir de células.
Este avance representa un gran paso para la incipiente industria de la carne cultivada, que busca desarrollar formas de producir carne sin sacrificar animales y reducir el impacto ambiental de la ganadería tradicional. Sin embargo, existen ciertas incertidumbres y desafíos relacionados con esta nueva tecnología.
La carne cultivada se produce tomando células de animales y cultivándolas en un laboratorio. Estas células se alimentan con nutrientes y se multiplican para formar tejido muscular, que luego se utiliza para fabricar productos como hamburguesas, nuggets o salchichas.
Entre los beneficios potenciales de la carne cultivada se encuentran la reducción del impacto ambiental, ya que su producción requiere menos tierra, agua y alimentos para los animales. Además, promueve el bienestar animal al no requerir el sacrificio de animales vivos. También se espera que la carne cultivada sea más segura en términos de contaminación bacteriana y otros contaminantes. Además, puede formar parte de una dieta más sostenible al proporcionar proteínas y nutrientes sin dañar el medio ambiente.
No obstante, algunos estudios cuestionan si la carne cultivada es realmente una alternativa sustentable. Se ha descubierto que las técnicas actuales de producción pueden generar entre 4 y 25 veces más dióxido de carbono (CO2) que la cría y el sacrificio de animales. Aunque la carne cultivada reduce el uso de recursos naturales como la tierra y el agua, el proceso de suministrar nutrientes a las células cultivadas requiere la quema de combustibles fósiles, lo que genera altas emisiones de CO2.
Además, la carne cultivada aún enfrenta desafíos como los altos costos de producción, la falta de desarrollo tecnológico para lograr el sabor y la textura similares a la carne tradicional, y la aceptación del público. Muchos consumidores tienen dudas sobre el precio elevado, la falta de información y la desconfianza hacia este tipo de producto.
A medida que aumente la disponibilidad y se reduzcan los costos, es probable que la carne cultivada se convierta en una opción más asequible y atractiva para los consumidores. Sin embargo, aún se necesitan más investigaciones y desarrollos para que la carne cultivada pueda convertirse en una oferta masiva y accesible.
En resumen, la certificación de seguridad de la FDA representa un hito importante para la carne cultivada en laboratorio, pero aún hay desafíos pendientes en términos de impacto ambiental, costos de producción, desarrollo tecnológico y aceptación del consumidor.
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