Violencia feminicida en América Latina: una realidad alarmante
En América Latina, una trágica estadística revela que una mujer es asesinada cada 2 horas debido a razones de género. Al menos dos de cada tres mujeres se convierten en víctimas de violencia de género en diversos contextos, y según la OMS, una de cada tres sufre o ha sufrido agresiones físicas y/o sexuales por parte de su pareja o expareja, aumentando así el riesgo de violencia letal.
El último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), titulado “Violencia Feminicida en Cifras”, destaca la persistencia del problema en 26 países y territorios. Sorprendentemente, 88 millones de mujeres mayores de 15 años en la región corren riesgo, y para las mujeres mayores de 65 años, la violencia se normaliza e invisibiliza de manera preocupante.
Las cifras presentadas son estremecedoras: en 2022, al menos 4.050 mujeres fueron víctimas de femicidio. El informe subraya que los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados persisten como prácticas nocivas y una manifestación extendida de violencia de género, afectando a una de cada cinco niñas.
Destaca que más del 70% de las víctimas de femicidio tenían entre 15 y 44 años, mientras que un 4% eran menores de 15 años y un 8% tenían 60 años o más. En siete países que informaron a la Cepal, alrededor de 400 niños, niñas y adolescentes, así como otras personas dependientes, perdieron a sus madres o cuidadoras a causa de femicidio o feminicidio.
La Cepal advierte que estos crímenes son la expresión extrema de la desigualdad, discriminación y diversas formas de violencia contra mujeres y niñas. Para prevenir la violencia feminicida, enfatiza la necesidad de fortalecer los datos sobre denuncias previas y medidas cautelares. Además, insta a los Estados de la región a aumentar las asignaciones presupuestarias para fortalecer las políticas contra la violencia de género, abordando nuevas manifestaciones como la violencia en medios digitales. Solo ocho países han implementado medidas concretas de reparación para apoyar a personas dependientes de víctimas de femicidio, constituyendo una respuesta fundamental en la construcción de un enfoque integral.
